Entré en la escuela con mucho respeto. Me gustaba la cocina, pero como se suele decir, «apenas sabía freír un huevo». Desde el primer día, me sentí súper acompañado. Los profes son de diez. Siempre están ahí para ayudarte con cualquier cosa, incluso si tu mayor logro culinario era no quemar la tostada. Las oportunidades que te ofrecen son reales, nada de cuentos. Yo, que era un poco desastre, terminé haciendo prácticas en uno de los mejores restaurantes de Castilla y León. ¡Y ahora trabajo allí! Todo gracias al apoyo de la escuela. Os recomiendo mucho la escuela por las prácticas. Si estás pensando en apuntarte, te lo recomiendo 100%. Esta escuela es la mejor que tiene Valladolid en el ámbito de cocina.